EL ICONO UNDERGROUND DE MANHATAN
El Hotel Chelsea de NY cerró sus puertas en el 2011 dejando atrás millones de horas llenas de historias que se filtraron por el boca en boca creando las leyendas del arte y el morbo del siglo XX.
Más que un hotel podría calificarse como una casa de huéspedes dónde todos eran bienvenidos. El poder magnético del edificio hacía que entre sus sábanas levitaran todos los artistas que deseaban empaparse del aire denso y pesado altamente contagioso de creatividad que fluía entre sus muros.
Si el dinero equivalente al precio de una noche se había esfumado por vicios varios el artista podía pagar con su obra, que descansaría en el lobby del hotel hasta el día de su cierre. Las piezas de cientos de creadores desde los años 50 hasta los 70 se convirtieron en elementos de coleccionista cuando sus dueños con el transcurso del tiempo llegaron a convertirse en mito.
Este espacio hacía funciones de escuela, de productora de arte, de taller de experimentación y de clase de historia para las futuras generaciones.
Porque el Karma siempre es justo y al Chelsea le fueron devueltos con creces sus favores, sus silencios, sus paredes aisladoras para quien buscaba alejarse de lo no real para su mente. La vida exterior.
Leonard Cohen escribió su famosa "Chelsea Hotel #2" y Andy Wharhol dirigió en 1966 "The Chelsea Girls"; Su ladrillo rojo fue testigo de la muerte de Dylan Thomas en el 53 (su admirado seguidor Bob Dylan escribió durante una de sus estancias la canción "Sad eyed lady of the lowlands" en honor a Sara) en una solitaria habitación 205, del suicidio de Charles R. Jackson autor de "The Lost Weekend" en 1968 y de una jovencísima Nancy Spungen la desquiciada rubia pareja de Sid Vicious de los Sex Pistols durante un caótico año 1978 para ambos. Muertes destacadas...pero no únicas.
Keith Richards, Patti Smith, Virgil Thomson, Dee Dee Ramone de The Ramones, Henri Chopin, John Cale, Édith Piaf, Joni Mitchell, Bob Dylan Janis Joplin, Jimi Hendrix, Sid Vicious,Vasant Rai, Richard Hell, Ryan Adams, Jobriath, Rufus Wainwright, Leonard Cohen, Anthony Kiedis, Stanley Kubrick, Shirley Clarke, Mitch Hedberg, Miloš Forman, Lillie Langtry, Ethan Hawke, Dennis Hopper, Uma Thurman, Elliot Gould, Jane Fonda, y Gaby Hoffmann, Mark Twain, O. Henry, Herbert Huncke, Dylan Thomas, Arthur C. Clarke, William S. Burroughs, Gregory Corso, Leonard Cohen, Arthur Miller, Quentin Crisp, Gore Vidal, Tennessee Williams, Allen Ginsberg, Jack Kerouac, Robert Hunter, Jack Gantos, Brendan Behan, Simone de Beauvoir, Robert Oppenheimer, Jean-Paul Sartre, Bill Landis, Michelle Clifford, Thomas Wolfe, Matthew Richardson, Peggy Biderman, Raymond Foye, y René Ricard, Charles R. Jackson...Estos son los conocidos, faltan sin duda otros más importantes de nombre desconocido. Alejados del reconocimeinto pero no menos artistas.
Si tanto talento, historias psicológicamente pasionales y actividad constante se concentran en un mismo espacio... Esas, esas fuerzas se impregnan en su ambiente creando un templo, un lugar de culto al que hay que rendir homenaje como espacio sagrado. La fuerza de su aire debía ser embaucadora. Ojalá hubiera podido experimentar esa sensación.
The Chelsea Hotel
222 West 23rd Street, Manhattan, Nueva York NY 10011, USA
Más que un hotel podría calificarse como una casa de huéspedes dónde todos eran bienvenidos. El poder magnético del edificio hacía que entre sus sábanas levitaran todos los artistas que deseaban empaparse del aire denso y pesado altamente contagioso de creatividad que fluía entre sus muros.
Si el dinero equivalente al precio de una noche se había esfumado por vicios varios el artista podía pagar con su obra, que descansaría en el lobby del hotel hasta el día de su cierre. Las piezas de cientos de creadores desde los años 50 hasta los 70 se convirtieron en elementos de coleccionista cuando sus dueños con el transcurso del tiempo llegaron a convertirse en mito.
Este espacio hacía funciones de escuela, de productora de arte, de taller de experimentación y de clase de historia para las futuras generaciones.
Porque el Karma siempre es justo y al Chelsea le fueron devueltos con creces sus favores, sus silencios, sus paredes aisladoras para quien buscaba alejarse de lo no real para su mente. La vida exterior.
Leonard Cohen escribió su famosa "Chelsea Hotel #2" y Andy Wharhol dirigió en 1966 "The Chelsea Girls"; Su ladrillo rojo fue testigo de la muerte de Dylan Thomas en el 53 (su admirado seguidor Bob Dylan escribió durante una de sus estancias la canción "Sad eyed lady of the lowlands" en honor a Sara) en una solitaria habitación 205, del suicidio de Charles R. Jackson autor de "The Lost Weekend" en 1968 y de una jovencísima Nancy Spungen la desquiciada rubia pareja de Sid Vicious de los Sex Pistols durante un caótico año 1978 para ambos. Muertes destacadas...pero no únicas.
Keith Richards, Patti Smith, Virgil Thomson, Dee Dee Ramone de The Ramones, Henri Chopin, John Cale, Édith Piaf, Joni Mitchell, Bob Dylan Janis Joplin, Jimi Hendrix, Sid Vicious,Vasant Rai, Richard Hell, Ryan Adams, Jobriath, Rufus Wainwright, Leonard Cohen, Anthony Kiedis, Stanley Kubrick, Shirley Clarke, Mitch Hedberg, Miloš Forman, Lillie Langtry, Ethan Hawke, Dennis Hopper, Uma Thurman, Elliot Gould, Jane Fonda, y Gaby Hoffmann, Mark Twain, O. Henry, Herbert Huncke, Dylan Thomas, Arthur C. Clarke, William S. Burroughs, Gregory Corso, Leonard Cohen, Arthur Miller, Quentin Crisp, Gore Vidal, Tennessee Williams, Allen Ginsberg, Jack Kerouac, Robert Hunter, Jack Gantos, Brendan Behan, Simone de Beauvoir, Robert Oppenheimer, Jean-Paul Sartre, Bill Landis, Michelle Clifford, Thomas Wolfe, Matthew Richardson, Peggy Biderman, Raymond Foye, y René Ricard, Charles R. Jackson...Estos son los conocidos, faltan sin duda otros más importantes de nombre desconocido. Alejados del reconocimeinto pero no menos artistas.
Si tanto talento, historias psicológicamente pasionales y actividad constante se concentran en un mismo espacio... Esas, esas fuerzas se impregnan en su ambiente creando un templo, un lugar de culto al que hay que rendir homenaje como espacio sagrado. La fuerza de su aire debía ser embaucadora. Ojalá hubiera podido experimentar esa sensación.
The Chelsea Hotel
222 West 23rd Street, Manhattan, Nueva York NY 10011, USA
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